domingo, 29 de diciembre de 2013

El Pequesauro

El invierno se hace largo en Mallorca. Además de intentar terminar de una vez por todas con mi última novela, reconozco que empieza a atragantarse, he decidido que voy a escribir algunos cuentos infantiles a mi hijo. Para todo lector que conozca mi obra, sabrá que es oscura y triste, a pesar de que se supone que son historias de amor. Me gusta la idea de que mi hijo, cuando crezca, sepa que su padre también escribía sobre él y que cuando pensaba en él, su literatura se volvía sencilla, hermosa y llena de luz.
Os dejo el primer relato:

El Pequesauro,
por Nicolás García Anaros.

El pequeño pequesauro se sentó justo al lado su padre. Acababa de llegar del cole y no tardó en sacar cientos de la lápices de colores y un inmenso cuaderno blanco. Él padre asombrado preguntó:
- ¿Qué haces?
- Voy a hacer los deberes.
- ¿Los deberes? Pero si acabas de llegar del cole.
- Entonces pequesauro clavó sus ojos en su padre y con cierta extrañeza, dijo:
- La profe me ha dicho que si hago los deberes llegaré a ser todo lo que tú esperas de mí.
Entonces su padre esbozó una sonrisa, cogió al pequesauro en brazos, y respondió:

- Cuando eras un bebé, quería que aprendieras a andar para que algún día siguieses tu propio camino. También te enseñé las palabras para que pudieras expresarte y así tuvieras la fuerza para luchar por lo que es tuyo. Si te compraba juguetes era para darte la destreza para construir tus sueños. Y cuando te regañaba, lo hacía para que no te perdieras en la oscuridad. ¿Quieres saber qué espero de ti?, la respuesta es fácil: Tu felicidad.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Autores del siglo XXI

 Son exactamente la una y diez de la madrugada, una hora completamente normal para el que tiene la costumbre de escribir, ya sea un blog, poesía, novela, etc. Acabo de leer un post de Frank Scipion, que habla sobre el pésimo negocio que es intentar ganarse la vida como escritor; lo cierto es que este señor dice verdades como puños y su blog ciertamente merece la pena. Empieza con este párrafo:
“Conozco a mucha gente que quiere escribir libros. Hay una especie de fascinación por ser autor. Es cómo ser músico, pero cómo nos enseñan a escribir en el cole mucho más en serio que lo que lo hacen con la música, pues lo vemos más factible”.
¿Es así de simple? ¿Una persona ve accesible escribir y pierde un tiempo precioso por una fascinación por ser autor? Yo no tengo la respuesta, pero sin duda el camino de un autor es una cruz pesada con algunos pequeños parones para beber agua. Creo que sin vocación es muy difícil escribir un libro, ya sea bueno o malo debe de haber algo más.
Ser escritor es un pésimo negocio, eso es cierto y quién no lo quiera ver que siga auto-alimentado sus sueños. Pero no sólo para el autor novel, sino también para el autor consagrado que ve como Amazon ha implantado una anarquía que hace que vender un libro sea muy complicado. Ellos han perdido cuota de mercado que nosotros como comunidad se la hemos quitado. Un ejemplo: En Amazon.es, habrá unos 50.000 títulos, si cada autor vende un sólo libro al mes, haced las cuentas y veréis que es una cantidad brutal de libros al año, libros que el autor consagrado ha dejado de vender. Para el autor indie es complicado, para ellos es todavía más. Otro ejemplo de lo mal que está el mercado es que las editoriales pyme han dejado de intentar vender libros al lector para vender al autor. Ofrecen una basura a mi juicio, y me explico:
Hace poco una editorial aceptó uno de mis manuscritos. No hacía más de una semana que había sido enviado por lo que enseguida desconfíe; “si algo es demasiado bueno para ser verdad, no es verdad”. No había número de contacto, sólo un correo amable que decía que ellos correrían con los gastos. Decidí seguir el juego a ver que había detrás de tan maravillosa propuesta. El segundo correo ya incluía el contrato, ¡qué barbaridad! Seamos serios, si voy a pagar el libro de un autor lo mínimo es concertar una cita, hablar, no sé, lo que haría cualquier persona que va cerrar un trato. El caso es que el segundo correo ya había una serie de gastos que ascendían a unos nada despreciables dos mil euros, a pagar si uno quiere en cómodos plazos de tres meses gracias, por supuesto, a las ventas del libro, es decir: “No tienes que pagar, sólo firmar que vas a vender al menos cien libros sí o sí, obviamente, a veinte euros cada libro, supuse yo”. El restante, otros mil, lo pondría la editorial. Tres mil euros para publicar apenas doscientos ejemplares. Sí, cada libro publicado costaría quince euros sacarlo de la imprenta. Lo mejor es que cada libro de más de esos doscientos tendría un coste añadido de veinte euros, ¡vamos!, un chollo. Supongamos que vendo cien ejemplares a quince euros y gracias a Dios los otros cien ejemplares se venden en las librerías. Distribución 30%, librería 30 %, editorial 30%, autor 10%. Esa es la ley y así son las cosas. El caso es que si todo fuera fenomenal habría perdido unos trescientos euros. ¿No está mal? ¿Y después qué? ¿Reedito?
Uno se levanta, viste a su hijo, desayuna, se va a trabajar, vuelve a casa, cena, su mujer se acuesta, él se mete en cuarto con un viejo ordenador y escribe una novela para perder dinero si consigue vender una primera edición. ¿Es triste ser escritor? ¿No? Amazon al menos ha conseguido que uno no pierda dinero, por eso debo amar a ese portal. Entonces, ahora viene la gran pregunta:
¿qué debe hacer un autor para poder ganarse la vida?
No hay respuesta para esa pregunta porque simplemente no existe. Ni siquiera hay un camino marcado; esa es nuestra herencia como autores del siglo XXI. España, lamentablemente, se ha convertido en un país en el que una autora consagrada y ganadora de un premio Planeta, debe ir a un reality para pagar sus deudas. Un país en el que “la Esteban” es la autora que más vende. Una patria, LA NUESTRA, en la que un presentador que machaca a sus invitados, les guarda viejas rencillas y destroza la vida de “ese” que se entrecruza en su camino en beneficio de la audiencia, es el nuevo Paco Umbral. Esa es nuestra herencia...

...Autores del siglo XXI  

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Tras la senda encontré el camino

  Reconozco que no sé muy bien que voy a decir. Por ello he pensado en hacer un comentario sobre el libro de Ánonimo Ibañez, "Tras la senda helicoidal"; odio hacer comentarios, siempre que uno habla del libro de otro puede parecer un pedante, o caer en el error de no haber entendido la novela. Pero como aquí, en letraheridos, estamos para ayudarnos, aprender más y, sobre todo, mejorar nuestras obras, intentaré ser lo más honesto posible, quitando el hecho de que al autor de esta obra le tengo un gran aprecio, simplemente porque admiro a las personas que dan sin pretender recibir. En cierto modo me recuerda a mi amigo Enrique Salcedo, un quijote en un mundo que no le ha tocado vivir; sueños merecidos que no llegan.

Helicoidal: Que tiene forma de hélice.
Reconozco que tuve que buscar su significado en el diccionario, porque no comprendí su etimología. Por ello, pensé que el título llegaría a pocos lectores. A la hora de crear el título de una novela, la mayoría de autores buscan una frase que suene bien, sencilla, que resuma la esencia de la novela. “Cien años de soledad”, “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Títulos comprensibles, que expresan mucho más de lo que uno piensa en un principio. ¿Quién no se ha sentido alguna vez solo? ¿Cien años? La soldad de una persona longeva, toda una familia, pueblo o generación. La soledad es estar solo, y cuando uno está solo no hay nadie más, y si no hay nadie, no hay amor. En definitiva; ese título no está transmitiendo que va a tratar sobre soledad, la falta de amor, el desamor, pero antes del desamor debe de ver amor, y donde hay amor cabe la posibilidad de que llegue el desamor, y por supuesto, el desamor acaba en conflicto. Y todos hemos estado en esas tesituras alguna vez, por lo cual, toca arquetipos universales con palabras sencillas. Y la misma disección podríamos hacer con el título; “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Este ni siquiera es tan complejo como el anterior. Por ello pensé que el título utilizaba una palabra que no funcionaría: Helicoidal, no por no ser la adecuada, sino por no estar al alcance de un vistazo. Ahora bien, a mí me pasa lo mismo que Ánonimo, le doy preferencia a lo correcto, aunque no sea lo más popular. No nos ganamos la vida con la literatura, no es necesario ser popular, aunque no es menos cierto que a nadie la amarga un dulce.
Ánonimo comienza el libro fiel a sus principios, poniendo un claro protagonista que nos habla en primera persona, siempre con cierto resquemor contenido en sus palabras de vivir en un mundo que no comprende o no quiere comprender. Su redacción es impecable, quizás la elección de capítulos cortos dificulta el avance de la novela. Esto es algo muy importante, el lector siempre tiende a dejar la novela al final del capítulo para irse a dormir, etc. Si el autor elige capítulos demasiados cortos, estará invitando constantemente al lector a dejar de leer la novela. Yo, personalmente, me gusta formular una pregunta, o adelantar algo del capítulo posterior, para evitar que el lector deje de leer. Otro truco puede ser dejar un espacio. Además me gustaría decir que para sobrevivir en Amazon los primeros capítulos deben ser vertiginosos, formulando varias preguntas y desvelando gran parte de la trama para que el lector se enganche lo antes posible. Pero Ánonimo no escribe para el lector de hoy. Estoy convencido que el libro funcionaría mejor en papel, pues la gente que se gasta realmente dinero en un libro le da su tiempo, en Amazon eso es complicado. La novela está escrita con esfuerzo, trabajo y mucho del propio autor. Es un viaje que hay que masticar y comprender, requiere esfuerzo, y hoy en día el esfuerzo no es lo más popular; vivimos una era de adormilados , que le interesa más con quién se ha liado “la” Estaban, escritora Esteban, mejor dicho, que leer un libro de peso, como es “Tras la senda helicoidal”, que es un camino que todos hemos recorrido o deberíamos recorrer algún día. Se podría decir la novela es una evolución. Me voy a explicar mejor. Una silla rota en España no significa nada, en Afghanistán puede significar la decadencia de todo un país, y eso pasa con éste libro. Significa mucho si lo lees en el momento adecuado, incluso puede conllevar una transformación vital. Por ello concluyo que Ánonimo Ibañez ha sido fiel a una obra que tenía que hacer, no por él, sino por lo demás. El libro debe ser leído cuando uno tenga la sensación de necesitar un cambio o una comprensión mejor del mundo que nos rodea gracias a cosas tan triviales como la autocomprensión, los amigos, o la propia naturaleza.

Un cordial saludo,
Nicolás.

Www.nicolasgarciaanaros.com

domingo, 8 de diciembre de 2013

El Ocaso de los Ángeles

    Hace un mes tuve la fortuna de poder visitar Barcelona para asistir a un curso. Allí, entre plaza de España y plaza Cataluña, tuve la suerte de poder ver a un viejo amigo. Ambos hace tiempo, en un viejo y destartalado cuartel, soñábamos algún día con poder publicar. "Me han publicado", palabras mágicas para cualquiera que pretenda ser escritor. El caso es que tuve la fortuna de poder leer un manuscrito de mi amigo Vael Zanón, por supuesto es un seudónimo, "El Ocaso de los Ángeles". Una novela de fantasía con tintes góticos, que deja una propuesta muy atractiva de un mundo (del mañana) oscuro y decadente. Una novela adictiva, con una prosa casi poética, y un giro inesperado que todavía hoy me sigue asombrando. "El Ocaso de los Ángeles" es uno de mis recuerdos más apreciados que me gustaría compartir con vosotros, y quién haya leído alguna de mis obras, sabrá que su literatura es un referente para mí.  Creo que leer ese manuscrito fue una de las piezas claves para que haya decidido cambiar el drama por la fantasía, me di cuenta la fantasía puede ser drama, y que en el drama suele haber demasiada fantasía. El caso es que Vael me preguntó ¿qué tal es Amazon? Yo le expliqué las ventajas y las desventajas, que también las hay. Como por ejemplo el pirateo, por mi parte ya es desproporcionado (no entenderé jamás que lleva a otra persona divulgar de manera ilegal el trabajo de una persona) incluso me he encontrado "La Casa del Aire", puesta en venta en Amazon de forma ilegal, pero ya ni me molesto en denunciarlo. Pero también le hable de las ventajas, como la comunidad, o la capacidad de este portal de llevar una obra a cualquier parte del mundo. Son las cosas buenas con las que nos debemos quedar.
    Un abrazo,
    Nicolás.

jueves, 2 de mayo de 2013

¿Merece la pena poner el libro en descarga gratuita en Amazon?


  Un tema que me gustaría tocar en mi blog es la siguiente pregunta: ¿Merece la aprovechar el programa Kdp y poner mi libro en descarga gratuita? La respuesta es sí y no. Por mi propia experiencia, en principio y para promocionarte por supuesto que sí. Pero estoy casi seguro de que la mayoría de personas que se descargan el libro no lo llegan a leer. Como mucho le dan una oportunidad a las primeras líneas y dicen: “Ya lo leeré”. Creo que simplemente lo descargan porque algo gratis no se puede dejar escapar. “Ya pagué por el aparato”, piensan. La verdad es que en este país hemos implantado la mala costumbre de no dar valor al trabajo de los demás, aunque el precio sea algo simbólico. Creo que gran culpa de ello la hemos tenido “los creadores de artes”, que también hemos entrado en un bucle negativo de no dar valor a lo que hacemos. En realidad, no sé quién empezó a bajar los precios, pero en esta crisis todos tenemos algo de culpa. Es curioso, el gobierno nos sube el precio de todo lo que es básico para poder vivir y nosotros bajamos el precio a todo lo que es necesario para disfrutar, y ni vivimos ni disfrutamos, pero eso tiene una sencilla respuesta, el ser humano para poder disfrutar se tiene que olvidar de poder vivir. Después de esta pequeña reflexión, disculpen si he molestado, vuelvo al tema que nos ocupa. Más descargas no significa más lectores, pero al menos tu libro ha sonado en su interior y quizás algún día sea leído. Lo que hace interesante la descarga gratuita es que Amazon te hace visible y te promociona durante los días posteriores, y las ventas suben exponencialmente para luego bajar hasta el olvido. Para que nos entendamos, Amazon promociona los libros más descargados y deja en el olvido al resto. El problema es que todos los días hay cientos de libros en descarga gratuita y eso hace que el lector se olvide de pagar. Otro punto importante a tratar es que si tu libro consigue colarse entre los cien más descargados hay varias páginas piratas que rápidamente se adueñan de él y lo ponen en descarga gratuita. Vender es muy difícil y como siempre el pirateo hace que lo sea aún más. Pero esto nos lleva a una profunda reflexión. ¿Es malo que nos pirateen la novela? Creo que durante los primeros pasos de un escritor una página pirata puede ser un gran aliado, pues cuantos más lectores más ruido, y si haces mucho ruido quizás, y sólo quizás, consigas a largo plazo resultados importantes.
Otro tema que me preocupa bastante y que pienso tratar en otro post es el de los comentarios del libro. ¿Es posible que lleve más de mil descargas de mi novela La Casa del Aire y sólo tener dos comentarios? Algo falla en sistema Amazon , ¿el qué? Quizás Amazon sólo sea una cortina de humo y nadie venda no más que un puñado de libros, y que ese puñado entre cientos o miles de libros sostengan el sistema. O tal vez, y como ya he dicho, la gente se descargue libros y más libros que simplemente porque el aparato es chulo y gusta tener una biblioteca virtual. De momento creo que hay más autores que escritores metidos en el “sistema” que día tras día miran cuantos libros han vendido o cuantos se han descargado, sin saber, que somos los autores los mejores clientes de Amazon.

Un cordial saludo,

     Nicolás.

domingo, 10 de marzo de 2013

La Senda de la Creación, por Anónimo Ibañez.

En el Informe Sleeping, tengo el placer de presentar a nuevos autores como Anónimo Ibañez, que comparte con nosotros sus inicios como autor.


Todo empezó en noviembre del 2001, y empezó por el final; pues fue eso lo primero que se me ocurrió. Escribí rápidamente un esbozo de ese final, y al terminarlo me dije: “Muy bien. ¿Y ahora cómo diablos empezamos esto? ¿Cómo han llegado estas almas perdidas hasta aquí? ¿Qué les ha empujado a obrar cómo obraron?” Y miles de insidiosas preguntas más, que irían surgiendo a través de los años, durante los cuales tuve etapas de escribir sin parar y de parar de escribir durante años. Pero, paradójicamente, quizá hayan sido esos últimos los más fructíferos, debido a que durante todo ese tiempo de papeles en blanco, logré introducirme como un competente actor en la piel de mis personajes; conseguir por fin entenderlos, saber en realidad lo que les motivaba, y llevarles en consecuencia ventaja, la misma que durante mucho tiempo me llevaron ellos a mí.
Esa etapa de folios en blanco empezó ya entrado el verano del 2003. Por aquel entonces, me encontraba desde hacía unos meses en el extranjero, a donde había ido sin mi pareja, en busca de respuestas y, sin saberlo, a comenzar a introducirme verdaderamente en el alma de quienes había creado. Todo lo que allí me encontré fue nuevo: el trabajo, el idioma, el paisaje, el clima, las gentes... y todo ese maremágnum de sensaciones nuevas me cautivó, llevándome finalmente a abandonar la novela, quedando encerrada en esa especie de corredor de la muerte que era mi roída y estudiantil carpeta, donde languidecían todos los papeles que más odiaba: antiguos apuntes de clase, nóminas, recibos bancarios... Y en ese indigno limbo de los injustos se quedó casi un lustro sin que nadie la tocara, invisible y alejada de alguna manera del mundo real.
Hasta que un día, cuando ya hacía tiempo que había regresado de mi autoinfligido exilio para retomar (si es que esto se puede hacer) mi antigua vida, una persona que también escribía se enteró, a causa de un desliz mío, de su existencia. Me pidió que le dejara leer lo que había escrito, prometiéndome que me daría una opinión sincera de si el encierro al que había sometido a mi novela le parecía justificado. No se lo pareció, y recuerdo que me dijo:
- Joder, me he quedado con las ganas de saber más de esos personajes. Y además ya habías anticipado la crisis que ahora estamos padeciendo.
- ¿Y eso te parece un gran mérito? – inquirí-. Todo esto lo veía venir cualquiera que tuviera los ojos abiertos. Y ése es otro de los problemas que tendrá la novela si sale ahora a la luz: donde antes hablaba en futuro, tengo que ahora hablar en pasado.
- Utiliza el tiempo verbal que quieras, pero termina de desarrollar esos personajes. Al contrario que en el libro de Oscar Wilde, tú has envejecido, pero tu libro no, por mucho que quieras convencerte de lo contrario.
Todavía no sé cómo me convenció; pero en algún momento del verano del 2008 retomé la novela, y continué trabajando en ella sin descanso hasta que en el verano del 2009 una crisis energética me obligó a tomarme unos meses de descanso: estaba como siempre con una multitud de proyectos a la vez, y mi cuerpo y mi mente en esa ocasión dijeron basta.
Obviamente, de todo aquello me recuperé, en parte gracias a la acupuntura, en parte gracias a saber el qué, y el 11 de agosto de 2010 (verano otra vez), fecha en la que mi hermano mayor cumplía 45 años, pude parafrasear ese jugoso verso de esa gran canción de Joaquín Sabina que declama: y al final, por fin el fin.

Un cordial saludo,

Anónimo Ibañez.

Leer en línea su obra: Tras la Senda Helicoidal

Tras la Senda Helicoidal: Comprar

viernes, 1 de marzo de 2013

Tres trazos en el alma


  En primer lugar, quiero dar las gracias a Ana Blanco por promover el evento y a todas aquellas que han dejado sus comentarios. En especial a aquellas que por desgracia han vivido la tragedia del cáncer en sus propias vidas. Leyla, me ha impresionado mucho tu comentario, al igual que Ana Cruz o Leticia, que realmente lo han pasado mal y han hecho el esfuerzo de leer la novela.
Hace poco, un amigo me preguntó si pensaba que “La Casa del Aire” se vendería. Yo le contesté, que cuando fue escrita sí, pero que ahora mismo con las circunstancias por las que estamos pasando todos es complicado, porque bastantes penas estamos pasando ya, como para encima leer un libro duro con fragmentos realmente trágicos. Pero “La Casa del Aire” es eso, un libro que se acopla al estado de ánimo de cada persona. Si estás pasando un mal momento te parece tremendo, si crees en la vida más allá de la muerte, será un libro con un profundo mensaje. Si crees que es el momento de vivir la vida, sin miedos, sin complejos o manías, te dirá a voces “¡Corre, no pierdas el tiempo! Por todo esto, “La Casa del Aire! se convierte en un baremo implacable de nuestro estado de ánimo y de las circunstancias que han rodeado nuestra vida. Ana cruz, nos dice en su comentario:
“Yo tal vez no lo he leído en el mejor momento, pero creo que es una historia bonita, triste claro. Pero real, porque no siempre las historias terminan con un final feliz”.
¿Una historia de amor debe terminar con un final feliz?
Cuando llegué al final del libro me planteé tres finales. En el primer final “Gabriel se reencontraba con su amada en “el otro mundo”. Esa fue mi primera opción, ya que el libro está basado en una canción cuya letra es mía. La canción se llama “Al amar”, os adjunto el enlace para quien la quiera escuchar.
El caso es que ese final fue descartado porque quería un libro real, que no ofreciera sueños irreales, como bien me asesoró el psicólogo Paco Vilches, que me dijo: “Que no se lleve a Clara a París de viaje, puesto que para Gabriel, el hecho de comprarle un simple colgante es un cambio tan grande en su vida, que se equipara a llevar a Clara a París y cenar en la torre Eiffel”.
La segunda opción era que Gabriel se quedara y conociera a otra persona, ese sería el final. Iría todos los días a una playa donde conocería a otra persona, y ese nuevo Gabriel se entregaría a ella sin miedos. Este es un final bonito, pero acabaría con el hilo principal del argumento; porque no olvidemos, que Gabriel está contando la historia de su vida al doctor, a modo de testamento emocional.
Esto nos lleva al final y la tercera opción, que es la que escogí y creo que es la que le da todo el sentido al libro. Gabriel “se va detrás de ella”. Él dice al doctor: “Más tarde comprenderás por qué lo hice”.
Gabriel está fuertemente marcado por su infancia. Todo lo que ama, acaba por ser separado por el borde de una cama. La muerte parece que le persigue en una espiral inexorable. Un vórtice maldito. ¿Su refugio? El dinero, la soledad, una vida completamente ordenada que pueda controlar. Mayte nos dice:
“Es taaaaaaaaan triste.....me ha gustado realmente, es una lección, no dejes pasar oportunidades, intenta vivir y ser feliz”.
El caso es que cuando Gabriel comienza a vivir, a dejar marchar sus miedos. Encuentra otra verdad irrevocable; el amor. Y esta vez no está dispuesto a dejarlo marchar, llevando ese amor tan liberador hasta las últimas consecuencias. La muerte está ahí, perpetua, ¿el amor? También. Como nos demuestra Esther y Máximo, el ciclo siempre se renueva, es eterno. El doctor Ibrahím lo ha comprendido, descuelga el teléfono y llama sin malgastar un solo instante a su amada. Eva nos dice:
“Yo pienso que son 3 historias, no 1 . La de los padres , la del médico y la del protagonista. Muy bonita y muy bien contada, tremendamente dura ...”.
“La Casa del Aire” es eso, historias duras y verdaderas, con mensajes dirigidos a quienes los quieran descifrar. Glenda nos dice en un comentario que merece ser tildado:

"¡Ay!, chicas. Tengo tantos sentimientos. Bueno, primero decirles que me encanto el libro. La vida en la mayoría de los casos no es fácil, yo misma, a pesar de tener familia, viví una infancia muy difícil y en absoluta soledad si no hubiese sido por mis amigas. Me dolió mucho ver la infancia de Gabriel y darme cuenta de muchas cosas que sentí. las carencias de la infancia marcan nuestra vida de adultos. Yo también trabajo como burra y no tengo vida además de estudiar. Tengo 38 años y también estoy sola. Me siento bien por Gabriel al saber que aunque sea por corto tiempo encontró el amor verdadero y luchó por él. Siempre he pensado que es mejor tener amor un tiempo que nunca haberlo tenido. Aunque el vacío que queda después de perderlo es muy grande. Al igual que Gabriel perdí el amor de mi vida y también quise morir, solo que no tuve la fuerza suficiente para hacerlo. Sólo espero algún día volverme a sentir viva como Gabriel. A veces los finales son trágicos, pero lo de en medio es magnifico. Espero que todas seamos fuertes para tener un final feliz en nuestras vidas, los libros nos muestran realidades de vida de las que podemos sacar lecciones de vida. Cada uno debe hacer que sus propias experiencias. Analicen el libro y vean en que les puede ayudar. Besos, chicas y espero el próximo libro".

Por último, concluyo dando una vez más las gracias, y diciendo: No esperéis a quedaros sin dinero para saborear un café, no esperéis a estar tristes para levantar el ánimo, no esperéis a dormir para soñar y, sobre todo, no esperéis a que la soledad llegue a vuestras vidas para amar. La felicidad es ahora, y se conquista en pequeños fragmentos.
Un cordial saludo,
Nicolás.

jueves, 21 de febrero de 2013

El peso de una novela


  Es difícil para un escritor calcular el peso de una novela. A veces, antes de comenzar un nuevo trabajo, me pregunto a qué deberé renunciar para que el libro tenga ángel: un recuerdo de la infancia oculto en algún rincón de mi psique, una fobia que la gente desconoce, alguna manía de la vida cotidiana, algún pensamiento oscuro que jamás me atrevería a pronunciar o quizás el recuerdo de un viejo amor. Todas éstas cuestiones me llevan a una leve reflexión sobre “La Casa del Aire”.

  En principio, debió ser una novela bella, una novela romántica al uso, de esas en las que él ama a ella, y ella ama a él, y juntos luchan contra un mundo que por alguna extraña razón les separa. Y cuando terminé el libro hubiera jurado que lo había conseguido. Pasó un año, lo volví a leer, y me siguió pareciendo una novela romántica, pero con bastantes tintes de drama, quizás un final demasiado duró, pensé. Ahora, desde la distancia que sólo el tiempo puede ofrecer, me doy cuenta que es un drama con tintes románticos, con un principio duro, muy duro, y un final de los que duelen. Si hace dos años un lector me hubiese parado por la calle para preguntar de qué trataba mi libro, le hubiese contestado: “Es un hombre que cree en el amor y lo persigue hasta el final”. Ahora sin dudarlo un solo instante diría: “El libro va sobre un hombre que pierde el miedo a vivir”. En este presente comprendo, y me doy cuenta que el escritor escribe y cree o piensa que su obra es de una manera, que tiene su aquel, sí, pero bien sujeto y sin fisuras. Entonces pasa el tiempo y te das cuenta que tu alma tiñó la obra de matices, y que esos matices no fueron controlados por tu mente, sino por tu alma. Puedo decir que mi obra es mejor de lo que pensaba porque no fue escrita desde la mente, sino desde el corazón. ¿Y en ese corazón había luz o oscuridad? La respuesta la dejo para el lector.

“- Es el poder de nuestros miedos el que hace que dejemos pasar la felicidad una y otra vez. Sabemos que nuestras asperezas o costumbres molestan, no son necesarias e incluso se podría decir que son ridículas, pero las hacemos una y otra vez. Soy miedo porque nadie me enseñó a vivir. Soy mejor de lo que creo, pero me preocupo más por el qué dirán de los que en mi mente regentan, que por lo que mi alma me reclama para ser feliz una y otra vez. A veces pienso que el ser humano saca lo peor de sí mismo cuando se mueve entre las paredes de la costumbre, se siente seguro de miradas indiscretas y, en esa soledad tan engañosa, se vuelve vulgar, es más humano que nunca y , curiosamente, más animal. Me siento mal por lo que soy día a día, sin hacer nada por cambiar. Siempre igual una y otra vez”.

Fragmento sacado de “La Casa del Aire”


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Un cordial saludo,
Nicolás

sábado, 9 de febrero de 2013

El hombre oscuro


   En vísperas de que sea publicado mi segundo libro, “Diego Perdiste”, en Amazon, comentaré algunas experiencias que me ocurrieron con la publicación de esta novela, allá por el 2009.
“Diego Perdiste”  es mi primera novela, a pesar de ser elegida la segunda en ser subida en el portal mencionado. Confieso que he meditado bastante si publicarla por segunda vez o dejar que este personaje se pierda en el olvido. Esto hubiera sido sencillo, con unas ventas nimias y un contrato de editorial ya extinguido, la tarea no hubiera sido complicada. Para mí, Diego sacó lo peor de mi persona sin saberlo, pero con el tiempo aprendí a vivir con ello.
Mi historia comienza con el pertinente “sí” de la editorial. A partir de ahí todo se desató. Primero con las ensoñaciones por conseguir ganarme la vida vendiendo libros, queriendo demostrar al mundo de lo que era capaz. Decidí dejar mi trabajo y apostar por los libros. Sí, fui un imbécil, lo sé, pero ¿quién no lo ha sido alguna vez? El primer revés llegó el día de la presentación, no porque no fuera un éxito, que lo fue, sino porque no medí las consecuencias de lo que allí sucedería. En primer lugar porque opté por presentarme como un autor oscuro, inadaptado, que odiaba un mundo que no le comprendía. Lo que no pensé es que en esa presentación, y delante de doscientas personas, estaría toda mi familia al completo. (Fijaos en este detalle. En la presentación de “Diego Perdiste” una sala a reventar, amigos, más amigos, gente del pueblo y familia. En la presentación de “La Casa del Aire”, y como ya menciono en post “Tres maneras de publicar”, sólo siete. La diferencia entre una y otra es que en la segunda decidí que no habría ni una sola persona conocida, la haría en un pueblo incógnito de una ciudad lejana.  A pesar de que me partí los cuernos en la promoción, el resultado fue de siete personas. La realidad es dura, ¿verdad? Menos mal que luego mejoraríamos) El caso es que al final de dicha presentación me diría mi madre casi llorando: “Hijo, ¿tan mal te hemos tratado?”, a lo cual yo contesté: “Mamá, sólo he creado un personaje. Por eso me he puesto Anaros en vez de tu apellido”. Quitar el apellido de mi madre es algo que ella nunca comprendió y que quizás yo nunca superaré. No porque Anaros no me guste, sino por la implicación que lleva esa maldita palabra. Pero en fin, ya no hay marcha atrás, otra equivocación más, tampoco pasa nada. Además, me recuerda que siempre debo mirar hacia delante. Las siguientes semanas fueron lo más extraño en mi vida. La gente me llamaba diciendo que le había encantado el libro. Hasta ahí todo bien, la acotación viene más tarde. “¡Qué bien nos has descrito!”
“¿Qué bien nos he descrito?, pero si el libro va sobre un tío que tiene una depresión de aúpa, que se quiere suicidar y que quiere matar a su antigua pareja.”  Algo hice mal, o algo hice muy bien, no lo sé. Luego me llamó un psicólogo que me daba clases en una academia. Me invitó a cenar. Yo acepté la invitación sin pensarlo, pues íbamos a hablar sobre el libro y, como ya me había comentado que le había encantado,  fui pensando que me regalaría los oídos. (No hay cosa que le guste más a un escritor que le digan que su libro es muy bueno). La cena transcurrió con normalidad. En parejas, la confianza se dio enseguida. Luego, con la copa en una mano y el cigarro en la otra, la pareja de X soltó la bomba: “Mi hermano se suicidó y, antes de irse, escribió las mismas palabras que tú pones en el cuaderno. Eso me descolocó y no supe qué decir. Recuerdo vagamente que le dije que yo no podía explicarle el suicidio de su hermano y que sí, que había basado la novela en un viejo cuaderno que encontré, pero que hasta ahí podía llegar.
Mi primer libro, la novela en la que había hipotecado mi futuro, empezaba a darme asco. La gota que colmó el vaso fue tomando una cerveza en un triste café. Recuerdo que estaba con mis hermanos hablando de cosas triviales. De pronto llegó un policía local que me dijo: “Me ha encantado tu libro, pero me da pena que hayas tenido una vida tan triste”. Entonces comprendí que todo el mundo asociaba el libro a una especie de manifiesto que había hecho de mi propia vida. Bien, esto es para meditar. Un libro de un fracasado, depresivo, asesino y suicida era tomado por mis contemporáneos como una biografía. Desde ese día intenté recuperar todos los ejemplares que pude, dejé de ser escritor y dediqué todas mis fuerzas a que ese maldito libro no viera más luz que la de un viejo estante en algún almacén.
Pasó un año, me enamoré y me remedié, y en esa especie de limbo de paz que sólo da el amor volvieron las inquietudes. Nació “La Casa del Aire”, que, aunque la gente diga que es un libro triste, a mí me parece la novela más bella del mundo. Reconozco que es un libro duro (escribiré un post explicando el porqué). Aun así, debo decir que “La Casa del Aire” es una novela basada en una canción llamada “Al amar”, del grupo Zahir, cuya letra es mía que podéis escuchar en mi web.
Concluyo diciendo que para publicar “Diego Perdiste” le he puesto la portada más cañera del mundo (gracias Ana, has hecho un gran trabajo), porque me di cuenta de que un escritor puede escribir poemas sin estar enamorado perpetuamente. Y aunque reconozco que “Diego Perdiste” está basado en mis vivencias en el ejército y es verídico en bastantes fragmentos del texto, tuve que añadir personajes porque mis compañeros querían aparecer en el libro. Una cosa es el ser humano, otra faceta es el escritor que tiene dentro ese ser humano y otra diferente es el personaje.  No soy un fracasado, depresivo, asesino y suicida (aunque si le preguntáis a mi ex, seguro que os dirá lo contrario, no lo niego). Incluso cuando me peleo con mi pareja, me dice: “Con enseñarle a un juez tu primera novela, me basta para que no veas a nuestro hijo”, lo cual ahora me hace gracia. Pero, fuera bromas, creo que el de Diego es un buen libro para todo aquel al que le gusten los personajes tortuosos, con un buen calado psicológico y un humor negro. No es una novela negra al uso. Si tuviera que definirla, lo haría como un drama romántico contemporáneo. En realidad, defino así mis dos novelas y, por supuesto, la de Diego contiene momentos brutales, por lo cual no es recomendable para menores de dieciocho. Si tenéis curiosidad, leed un par de capítulos, aunque, si lo hacéis, es posible que tengáis un problema, porque, si al final compráis el libro y vuestra pareja lo encuentra debajo de la cama, quizás os diga: “Siempre supe que eras un fracasado, depresivo, asesino y suicida”.
Un cordial saludo,
Nicolás.

A propósito de Enrique

Tenía ganas desde hace tiempo de escribir un post sobre José Enrique Salcedo, autor, escondido tras seudónimo, de la novela “Las Aguas del Imperio”, del libro de poesía “La niña loba” y de los ensayos “Magia y verdad de Bécquer” y "Valle-Inclán y la filosofía de los druidas", entre otros.
Recuerdo el día que lo conocí y cómo su mirada penetrante de ojos azules me impuso respeto al instante, un respeto que con el tiempo se convirtió en admiración. Quiero destacar que este autor, granadino de adopción, es una de esas personas que ya no quedan en nuestro país, pues ha dado mucho a la literatura castellana. Su prosa, por supuesto, elegante y bien estructurada, nos deja en cada una de sus obras un mensaje penetrante, casi vital, y nos muestra con cada palabra un universo nuevo para el que lo quiera ver. Una vez que entramos en su mundo secreto, nos damos cuenta de que todo es más bello y más simple de lo que en un principio creemos. Su poesía se asemeja al aire fresco que trae consigo el mar en calma, es siempre sutil y cálida. Debo decir que su literatura no está al alcance de todos,  necesita su tiempo de comprensión y cierto aprendizaje que, al fin, compensa. Por ello, si estáis cansados de una literatura “comercial” y necesitáis leer un autor que exhala calidad por los cuatros costados, éste es vuestro autor, JOSÉ ENRIQUE SALCEDO.
Concluyo dándole las gracias por estar siempre disponible, sin recibir nada a cambio, simplemente por el mero hecho de luchar y soñar por el otro universo, el de la imaginación. A continuación añado un pequeño relato de este autor, que trata sobre su experiencia en un comedor social del que es voluntario.

Voluntarios: Vivir es un asunto urgente, por José Enrique Salcedo


  Abdul me abre la puerta, después que los que esperan en el zaguán me franquean el paso. Entro en el comedor. Saludo a Toñi, a Pablo y a Fernando. Paso al cuarto ropero a dejar la chaqueta. Aparece Jesús Emilio. Abre un tarro para poner sopa y me encarga que le ayude a hacer bocadillos. Corta las barras de pan en dos trozos, los abre y los rellena. Enrollo con papel de servilleta cada bocadillo. Dentro de una bolsa va empaquetado junto con una fruta y un dulce. Todas las bolsas de esta forma son llevadas a la entrada para que Abdul las reparta a los que no quieren entrar en el comedor.

  Otros días los comensales increpan con ansiedad, quizá con cansancio: "Jesús, abre ya, que son las nueve". Pero hoy la cena transcurre con más tranquilidad para asombro de todos los voluntarios, y de María del Carmen, la señora que supervisa que todo vaya bien, después de haber estado poniendo las mesas y cocinando con otras señoras la cena que se sirve. Son ya abuelas y hacen la mejor comida. Ya están puestas las mesas, a veces con la fruta y el dulce del postre; otras, con alguna ensalada o bebida refrescante... En pocos minutos va a empezar un trasiego donde no cabe la rutina de lo consabido, porque cada día es diferente.

  Abdul, que va a ser padre dentro de poco, deja pasar a los comensales con sus diferentes edades, ropas, expectativas, paquetes... Se van ocupando en orden las mesas. En verano o en Navidad llega a quedarse desocupada una mesa entera. Al fin, todos se acomodan en las sillas azules del mediano comedor. Aquí se encuentra una parte de la sociedad que quienes disfrutan del relativo bienestar que les queda o van siempre en coche por vivir en las urbanizaciones de la periferia de Granada no ven. Solamente unas partidas de voluntarios, de lunes a sábado, ofrecen y ponen su corazón y sus brazos a trabajar por estos necesitados poco queridos. Cualquier día inesperado, entre los voluntarios, me encuentro con una bella estudiante italiana, finlandesa o española, un compañero con quien hice un curso de inglés hace años, con mi sobrino... Jesús Emilio o, en su ausencia, un encargado bendice los alimentos, y pronto servimos el menú, recogemos los platos utilizados, reponemos el agua, repartimos el pan, limpiamos las sillas y las mesas cuando los comensales se van, fregamos el suelo, la cocina, la vajilla y las perolas y bandejas. Al final, se secan los cubiertos y los vasos. Todo queda listo para el día siguiente.

  Algunos han traído el pan, las verduras, el pescado a las cinco de la tarde. A veces están ayudando hasta que todo termina a las diez y media u once de la noche. Recuerdo a Paco que, estando tan volcado con los asuntos del comedor, se le olvidó hacer un trámite en la oficina de empleo. En el Hogar también hay un servicio de duchas y aseo por las tardes, y otros servicios como ropero, acompañamiento y apoyo en enfermedades, hospedaje en casos graves, atención a familias con niños. Tuve la oportunidad de vivir cómo de este Hogar surgió y se separó para formar otra Asociación "Calor y Café". Es fácil la respuesta negativa de los granadinos que no querían cerca de sus casas la Asociación "Calor y Café". Pero si ellos vivieran desde dentro los trabajos humanitarios, comprenderían que todos somos como esos desafortunados, por muy culto que uno sea o por muy alta posición social que se tenga.

  En fin, los voluntarios que quieren se quedan a cenar el mismo menú que las abuelas de la casa han hecho para los "sin techo". Son momentos de distensión, de conversación fraterna, en que se habla del funcionamiento del comedor o de preocupaciones personales. Jesús Emilio dice que allí se acoge a todo necesitado y "se les debe tratar con amor, como Cristo Nuestro Señor nos trata a nosotros". Es cierto que hay pícaros que piden por segunda vez lo que ya se les ha dado (y a veces, no hay más que una ración para cada comensal), y que ha habido que llamar a la policía para solucionar algún altercado.

  Cuando se sienta Said en la cena de los voluntarios, no deja de animar con sus comentarios y sus bromas la mesa. Me gusta recordar aquella cena de Nochebuena con Aurora donde, a instancias de ella, los voluntarios servimos las mesas con unos gorros festivos sobre nuestras cabezas. En esos momentos he sentido una intensidad vital desconocida, algo espontáneo, libre. No hay literatura ni abstracciones, sino un pálpito de vida. Pablo, que trabaja en la Hostelería, contaba cosas increíbles de su infancia en su tierra, Ecuador. Jesús Emilio, el presidente, trabaja en la construcción. Cuando tenía los órganos digestivos lesionados, hablaba con Carmen, estudiante de medicina, sobre la cirugía y los remedios. Carmen estudia Medicina, siente la nostalgia de su novio Gonzalo, que está en Portugal, y, con todo, va el día que le toca, como hace cinco años. Fernando, también ecuatoriano, trabaja en Sierra Nevada, y masajea los pies doloridos de Jesús Emilio al final de la peonada del comedor.

  Pero luego hay que ver la cantidad de luchas institucionales, sociales y vecinales para que unas asociaciones desinteresadas puedan llevar a cabo su obra de caridad y beneficencia. A la sociedad le falta el principio civilizador y constructivo, el amor desinteresado demostrado con hechos concretos. Le sobran los planes, las bonitas declaraciones... ¿Hasta cuándo seguiremos ignorando...? ¿Hasta cuándo seguiremos seguros, pero muertos?



lunes, 4 de febrero de 2013

Primeras impresiones en Amazon


  Cumplido más de un mes desde mi primera publicación en Amazon, puedo ya dar un primer balance sobre la experiencia. Durante finales del mes de diciembre y el mes de enero , tuve 195 descargas. Sobre todo hubo un pico en los primeros días de diciembre en el que se efectuaron 144 descargas, prácticamente el grueso de todas las descargas durante esos dos primeros meses. En los cuatro primeros días del mes de febrero, he tenido 414 descargas, o lo que es lo mismo, más de cien descargas por día, y doblando las ventas de más de un mes en tan solo cuatro días. Esto nos lleva a un par de reflexiones, ¿cómo? Y ¿por qué?
En primer lugar he añadido una sinopsis más efectiva, que llega más y desvela mejor la trama. Pero ha ocurrido un efecto que todavía no sé muy bien la explicación. Hasta el mes de febrero el grueso de mis ventas era en Amazon.com, esa tendencia ha cambiado y ahora las ventas se hacen en Amazon.es ¿tiene esto lógica? No lo sé, pero creo intuir que cuanto más compleja es una sinopsis, aumenta las ventas en Amazon.es mientras que provoca un descenso en los EE.UU, de momento es la única explicación que se me ha ocurrido. Otro punto para esa inflexión de ventas es la promoción de Kdp. Esta vez he conseguido entrar entre los 100 más descargados en el “Top gratis”, y la presencia en esa lista aumenta la ventas una vez pasada la promoción. No sólo de la novela en cuestión, sino también de cualquier otro libro que se tenga en venta, o lo que es lo mismo, Amazon te hace visible al mundo. A pesar de haber tenido más 600 descargas las críticas aún son escasas, eso me hace dudar de la veracidad de los comentarios de otras novelas. El lector hace comentarios; sí, pero muy de vez en cuando. Creo llegar a la conclusión, además después de leer algunas críticas que ni el mismo Saavedra las hubiera hecho mejor, que o bien son puestas por amigos, o por el autor o editorial. Por lo cual el lector no se debe dejar engañar y la mejor opción es leer un fragmento de la obra en Amazon.com.
Por último diré, que estoy deseando publicar “Diego Perdiste”, en formato digital, y ver el efecto que produce en las ventas. Sobre esta novela, que a pesar de ser publicada la segunda, es mi primera novela, dejaré una reseña en mi blog.

Un cordial saludo,
Nicolás.

Leer en línera "La Casa del Aire": visualizar
Web de autor: www.nicolasgarciaanaros.com


martes, 15 de enero de 2013

Tres maneras de publicar y no morir en el intento


Durante estos cuatro años he tenido la oportunidad de publicar de las tres maneras posibles: Edición pagada por editorial, auto-edición y edición digital. 
Personalmente en mi caso la peor fue la primera, es decir, edición pagada por editorial. Aunque de manera supuesta es la mejor, o por lo menos la que más hincha el ego, creo que es la más perjudicial, pues pierdes los derechos y como no haya detrás de ti un editor que te mueva, lo más probable es que hayas tirado el libro a la basura durante cinco años. Además, si te publica planeta no quiere decir que vaya a invertir 50.000 euros en publicidad, probablemente te ponga a la cola y se gaste 0 euros en tu libro. (Pongo el caso de un amigo cantante que firmo con Universal y no por ello consiguió vivir de la música, es más, creo que vive peor que antes, cuando su profesión era panadero). Lo cierto es que si planeta llama a tu puerta es, o porque eres un personaje conocido, o porque ya has vendido más 5.000 copias con otra editorial (5.000 copias no parece mucho, pero creed que con los tiempos que corren se considera no sólo un éxito sino la posibilidad de venderlo en otro idioma). Otro punto negativo sería las ganancias; por ley son del 10%, si quitas el iva, pues menos. El caso es que de un libro de 10 euros te llevas 1, le quitas los impuestos que también paga el autor, pues se da de alta en una especie de limbo parecido a autónomo, te llevas unos 80cts que realmente no te llegarán para mucho. Así que no entiendo que un autor novel mate por publicar en una editorial, como si con ello al día siguiente le fueran a dar un cheque de 50.000 euros. 
La más rentable es la autoedición o coedición, como le gusta decir a los editores para vender la moto, (tú asumes el gasto y si sale bien gano, y si no, pues también gano pues ya he hecho negocio contigo), piensa el editor. El caso es que a mí no me fue tan mal; rentabilicé el dinero y además gane un dinero extra. La inversión fue de 2.000 euros, gané unos 3.000 euros. Todo esto en la friolera de tres meses, que es lo que tardé en vender la edición. Pero el esfuerzo para conseguir resultados es brutal pero no imposible. Basándonos en los números la rentabilidad es grande. De una edición de 2.000 euros pueden salir 600 ejp. A razón de diez euros por ejemplar, te quedan 4.000 euros limpios. Olvidaros de librerías, es perder el tiempo. Piensa, en una librería hay 1.000 libros a muy buen precio, si me voy gastar 10 euros probablemente me lleve el de Cohelo, no el de Juan Casares, que no se sabe el nombre completo ni su primo lejano. A mí, lo que me funcionó fueron las presentaciones, y cuanto más comunista sea el pueblo, mejor, más gente va. Piensa que el comunismo en España está comprometido con la cultura, ¿el por qué? Todos lo sabemos, pero ahí no me meto. También debo decir que una buena presentación en la biblioteca del pueblo es mejor que en el ayuntamiento. Además deberíamos asistir a ferias, semanas culturales, etc. Imaginación al poder. También debo decir que en mi primera presentación de "La Casa del Aire" hubo siete persona, en la última más de doscientas; la clave está en hacer la misma presentación para siete que para cien y, por supuesto, trabajar mucho. Os preguntares, ¿por qué no sacó otra edición? Pues porque mi editor vendió la editorial y, con esa tesitura, me quedé sin editor, sin libro y sin otro año (El tiempo es lo más preciado para un escritor, pues su obra se puede leer en un día, pero a él le ha llevado toda una vida llegar a ella), si eres escritor sabes a lo que me refiero. El caso es que se perdió la oportunidad como tantas otras, tampoco pasa nada. 
Creo que la mejor opción es la digital. Da una oportunidad al escritor y sigues teniendo los derechos, ocupa un poco de tiempo al principio pero luego va sola. Para un autor que comienza le permite explorar, experimentar y saber en tiempo real la influencia de su libro en un mercado global. Además permite competir con las grandes editoriales asumiendo precios bajos, precios que ellas jamás asumirán.

Un cordial saludo,
Nicolás.


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