Son exactamente la una y diez de la madrugada, una hora completamente
normal para el que tiene la costumbre de escribir, ya sea un blog,
poesía, novela, etc. Acabo de leer un post de Frank Scipion, que
habla sobre el pésimo negocio que es intentar ganarse la vida como
escritor; lo cierto es que este señor dice verdades como puños y su
blog ciertamente merece la pena. Empieza con este párrafo:
“Conozco a mucha gente que quiere escribir libros. Hay una especie
de fascinación por ser autor. Es cómo ser músico, pero cómo nos
enseñan a escribir en el cole mucho más en serio que lo que lo
hacen con la música, pues lo vemos más factible”.
¿Es así de simple? ¿Una persona ve accesible escribir y pierde un
tiempo precioso por una fascinación por ser autor? Yo no tengo la
respuesta, pero sin duda el camino de un autor es una cruz pesada con
algunos pequeños parones para beber agua. Creo que sin vocación es
muy difícil escribir un libro, ya sea bueno o malo debe de haber
algo más.
Ser escritor es un pésimo negocio, eso es cierto y quién no lo
quiera ver que siga auto-alimentado sus sueños. Pero no sólo para
el autor novel, sino también para el autor consagrado que ve como
Amazon ha implantado una anarquía que hace que vender un libro sea
muy complicado. Ellos han perdido cuota de mercado que nosotros como
comunidad se la hemos quitado. Un ejemplo: En Amazon.es, habrá unos
50.000 títulos, si cada autor vende un sólo libro al mes, haced las
cuentas y veréis que es una cantidad brutal de libros al año,
libros que el autor consagrado ha dejado de vender. Para el autor
indie es complicado, para ellos es todavía más. Otro ejemplo de lo
mal que está el mercado es que las editoriales pyme han dejado de
intentar vender libros al lector para vender al autor. Ofrecen una
basura a mi juicio, y me explico:
Hace poco una editorial aceptó uno de mis manuscritos. No hacía
más de una semana que había sido enviado por lo que enseguida
desconfíe; “si algo es demasiado bueno para ser verdad, no es
verdad”. No había número de contacto, sólo un correo amable que
decía que ellos correrían con los gastos. Decidí seguir el juego a
ver que había detrás de tan maravillosa propuesta. El segundo
correo ya incluía el contrato, ¡qué barbaridad! Seamos serios, si
voy a pagar el libro de un autor lo mínimo es concertar una cita,
hablar, no sé, lo que haría cualquier persona que va cerrar un
trato. El caso es que el segundo correo ya había una serie de gastos
que ascendían a unos nada despreciables dos mil euros, a pagar si
uno quiere en cómodos plazos de tres meses gracias, por supuesto, a
las ventas del libro, es decir: “No tienes que pagar, sólo firmar
que vas a vender al menos cien libros sí o sí, obviamente, a veinte
euros cada libro, supuse yo”. El restante, otros mil, lo pondría
la editorial. Tres mil euros para publicar apenas doscientos
ejemplares. Sí, cada libro publicado costaría quince euros sacarlo
de la imprenta. Lo mejor es que cada libro de más de esos doscientos
tendría un coste añadido de veinte euros, ¡vamos!, un chollo.
Supongamos que vendo cien ejemplares a quince euros y gracias a Dios
los otros cien ejemplares se venden en las librerías. Distribución
30%, librería 30 %, editorial 30%, autor 10%. Esa es la ley y así
son las cosas. El caso es que si todo fuera fenomenal habría perdido
unos trescientos euros. ¿No está mal? ¿Y después qué? ¿Reedito?
Uno se levanta, viste a su hijo, desayuna, se va a trabajar, vuelve
a casa, cena, su mujer se acuesta, él se mete en cuarto con un viejo
ordenador y escribe una novela para perder dinero si consigue vender
una primera edición. ¿Es triste ser escritor? ¿No? Amazon al menos
ha conseguido que uno no pierda dinero, por eso debo amar a ese
portal. Entonces, ahora viene la gran pregunta:
¿qué debe hacer un autor para poder ganarse la vida?
No hay respuesta para esa pregunta porque simplemente no existe. Ni
siquiera hay un camino marcado; esa es nuestra herencia como autores
del siglo XXI. España, lamentablemente, se ha convertido en un país
en el que una autora consagrada y ganadora de un premio Planeta, debe
ir a un reality para pagar
sus deudas. Un país en el que “la Esteban” es la autora que más vende. Una patria, LA NUESTRA, en la que un presentador que machaca a sus
invitados, les guarda viejas rencillas y destroza la vida de “ese”
que se entrecruza en su camino en beneficio de la audiencia, es el
nuevo Paco Umbral. Esa es nuestra herencia...
...Autores del siglo XXI